Contra todo mal: la bici

28 de Noviembre

En esta época del año los chascomunenses activamos. Salimos a caminar bien temprano por las mañanas o las tardecitas de una primavera generosa en perfumes y colores. Es la hora del ejercicio. Si bien es usual ver vecinos y vecinas caminando por los bulevares o la costanera durante todo el año, el clima cálido invita a muchos más que recuerdan, mejor tarde que nunca, la importancia de evitar el sedentarismo.

Otros, eligen salir en sus bicicletas. Un medio profundamente arraigado en la historia de nuestra ciudad. Hasta hace no muchos años, en las salidas de las escuelas y de las fábricas se formaban verdaderos pelotones con bicicletas de todos los tamaños. Era mucho más que un simple paseo, era nuestra forma de trasladarnos.

El crecimiento de la ciudad fue alargando las distancias al mismo tiempo que las calles se inundaron de motos y de autos. Batimos récord en ésto: tenemos registrados más de 600 vehículos cada mil habitantes. Un montón si nos comparamos con grandes ciudades como Buenos Aires (320) y Rosario (380). ¿Pensaste alguna vez cuánto contaminamos, por ejemplo, en las largas colas a paso de hombre que formamos en la costanera los sábados y domingos? ¿Cuánto nos aleja quedarnos en el auto, de ese entorno paradisíaco que los turistas ven como un privilegio pero nosotros no siempre? ¿Y si volvemos a la bici?

La ciudad cuenta con un tendido de bicisendas que une los bulevares Escribano, Hipólito Yrigoyen, Presidente Alfonsín, Av. Juan Manuel de Rosas y Scalabrini Ortiz. Es un corredor seguro que promueve, precisamente, que nos traslademos en bicicleta para realizar las actividades cotidianas. ¡Pero cuidado! No es una pista de ciclismo. Este trazado puede ser además, de uso peatonal o accesible para personas con discapacidad, y es diferente a la senda peatonal que recorre la costanera desde Av. Escribano hasta el Fuerte San Juan Bautista.

La propuesta es simple. Usar la bicicleta nos pone en movimiento, nos encuentra, invita a mirarnos a los ojos. Nos conecta con el verde, con el aire puro, con el paisaje. Volvamos a elegir la bici para una vida más saludable y para contaminar menos, aportando así al cuidado del ambiente. Usémosla de manera responsable, respetando nuestra vida y la de los demás. Usemos casco, elementos reflexivos y de iluminación. La bicicleta es una protagonista indiscutible en la ciudad sostenible que soñamos, y un antídoto necesario para evitar los males contemporáneos que afectan a los grandes conglomerados urbanos.